Access Matters: Substance Use in Our Community
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If you or someone you know is struggling with Substance Use, TMC is here to help
We know there are many challenges folks faces living in mountain communities. It’s pretty common folks work really hard when town is busy, facing burnout, and then have period of little work due to the seasonal nature of mountain living. These difficultites, make worse by possible systemic barriers to care depending on your individual situation, can create a tragic combination for substance misuse; especially among youth and working-class adults.
Substance use and misuse are often driven by interconnected factors. It is sometimes a response to trauma, chronic stress, and/or social inequities. In our community, where bilingual and culturally relevant mental health care remains scarce, people often cope with stress in the ways most accessible to them—sometimes through alcohol or other substances. For our youth, summer break can often mean less structure and more time in unsupervised settings. For parents, Summer can bring the financial and emotional burden of balancing childcare, or lack thereof, and work. These pressures add up.
Research shows that Latinos are less likely than their white neighbors and community members to receive substance use treatment, and when they do, the care is often not culturally competent. Language barriers, time restraints, stigmas, losing employment, housing instability and fear of legal consequences prevent many from seeking the help they need. Thankfully, Tri-County Health Network has been able to expand their access to the Recovery Access Fund into San Miguel County. Delta, Montrose, Ouray and San Miguel Recovery Access Fund – Tri-County Health Network This fund aims to offer financial assistance for those in need of individual mental health counseling or therapy related to substance use issues and recovery. This fund is a much-needed resource to help increase access to support for individuals struggling with recovery or substance use disorder.
As we near the end of summer, we must center equity in our approach to substance use support and prevention. That means contributing by financially investing or volunteering for community-based programs that build resilience, educate families, and provide access to mental health care that affirms our values and lived experiences. It means listening to young people, partnering with trusted leaders, and addressing the root causes of stress—from housing insecurity to discrimination and wage gaps.
Substance use is not a moral failing—it is a public health issue that is worse due to many factors, including lack of resources and inequities. Addressing this requires all of us, together, to create environments where we cultivate acceptance, promote healing and ensure access to compassionate, culturally responsive care for anyone who is affected.
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El acceso es importante: uso de sustancias en nuestra comunidad
Si usted o alguien que conoce está luchando contra el uso de sustancias, la clínica de Telluride está aquí para ayudarlo
Sabemos que hay muchos desafíos que enfrenta la gente que vive en comunidades de montaña. Es bastante común que se trabaje mucho cuando hay muchos turistas en la ciudad, lo que lleva al agotamiento, y luego haya un período de poco trabajo. Estas dificultades, empeoradas por posibles barreras sistémicas para la atención según cada situación individual, pueden crear una combinación trágica para el abuso de sustancias, especialmente entre los jóvenes y los adultos de la clase trabajadora.
El uso y el abuso de sustancias a menudo están impulsados por factores interconectados. A veces es una respuesta al trauma, al estrés crónico y/o a las desigualdades sociales. En nuestra comunidad, donde la atención de salud mental bilingüe y culturalmente relevante sigue siendo escasa, las personas a menudo enfrentan el estrés de la manera más accesible para ellos: a veces a través del alcohol u otras sustancias. Para nuestros jóvenes, las vacaciones de verano a menudo pueden significar menos estructura y más tiempo en entornos no supervisados. Para los padres, el verano puede traer la carga financiera y emocional de equilibrar el cuidado de los niños, o la falta de él, y el trabajo. Estas presiones se suman.
Las investigaciones muestran que los latinos tienen menos probabilidades que sus vecinos no latinos para recibir tratamiento por uso de sustancias, y, cuando lo hacen, la atención a menudo no es culturalmente competente. Las barreras del idioma, las restricciones de tiempo, los estigmas, la pérdida del empleo, la inestabilidad de la vivienda y el miedo a las consecuencias legales impiden que muchos busquen la ayuda que necesitan. Pero, afortunadamente, Tri-County Health Network ha podido ampliar el acceso al Fondo para la Recuperación en el condado de San Miguel. (Delta, Montrose, Ouray and San Miguel Recovery Access Fund – Tri-County Health Network). Este fondo tiene como objetivo ofrecer asistencia financiera para aquellos que necesitan asesoramiento o terapia de salud mental individual relacionada con problemas de uso de sustancias y recuperación. Este fondo es un recurso muy necesario para ayudar a aumentar el acceso al apoyo para las personas que luchan contra la recuperación o el trastorno por uso de sustancias.
A medida que nos acercamos al final del verano, debemos centrar la equidad en nuestro enfoque de apoyo y prevención del uso de sustancias. Eso significa contribuir invirtiendo financieramente u ofreciéndose como voluntario para programas comunitarios que desarrollan resiliencia, educan a las familias y brindan acceso a atención de salud mental que afirma nuestros valores y experiencias vividas. Significa escuchar a los jóvenes, asociarse con líderes confiables y abordar las causas fundamentales del estrés, desde la inseguridad de la vivienda hasta la discriminación y las brechas salariales.
El uso de sustancias no es una falla moral, es un problema de salud pública que empeora debido a muchos factores, incluida la falta de recursos y las desigualdades. Abordar esto requiere que todos nosotros, juntos, creemos entornos en los que cultivemos la aceptación, promovamos la curación y aseguremos el acceso a una atención compasiva y culturalmente receptiva para cualquier persona afectada.